miércoles, 27 de junio de 2012


Caminaba, no sé si de ida o de regreso. Una niña sentada en un sardinel. En el centro unas flores amarillas. Un niño le da vueltas. El niño dice: Cierra los ojos. La niña, al instante, los cierra. Cierra los ojos hasta que yo te diga- dice el niño, y arranca una florcita amarilla. Con su torpeza, con toda esa belleza que significa ser virgen de toda maldad, le coloca la flor en la cabeza. La niña abre los ojos y ríe. Es una flor en tu cabeza- dice el. Otro niño que ha estado viendo la escena se acerca a una señora vestida de blanco, que es quien lo cuida, y le dice: Cierra los ojos. Dos mamas hablan y hablan. Una dice: No, yo nunca me case. Ninguna dice: Cierra los ojos.

miércoles, 5 de enero de 2011

1

Le pregunte que era lo que sentía, y ella me dijo: Siento que puedo vivir este y los siguientes momentos cada uno con sorpresa, como si la felicidad hubiera sido siempre buscada en los lugares equivocados. Ahora soy feliz con las cosas cotidianas. Esta capacidad que tengo de amar me vitaliza. Quiero ver su sonrisa y su cara, quiero tocar sus manos y oler su cuerpo de cerca, quiero estar al milímetro y a la distancia. Quedarme en silencio, y observar las cosas simples, como cuando esta trabajando y dibuja en un papel sus ideas.

Este amor no es primaveral, ni ideal, ni es el sueño que alguna vez perseguí. Lo siento como un amor grueso, un amor por el que cuestionaría mis decisiones, un amor por el que cambiaria lo que fuera necesario, un amor por el que no escribiría en un papel: lo siento tengo que dejarte ahora porque no es el momento ideal. Siempre me he preguntado: ¿Cuando es el momento ideal? Si conoces a alguien, si convives tu vida con alguien y hay un momento que no es el ideal, la persona entonces no es la ideal. No era ese el destino. Es así de simple. Una vez le escribí a alguien que me esperara, y ahora estoy feliz de que no lo hiciera.

Siempre tuve una idea imprecisa del amor, una idea inmadura, encubierta e insegura, el amor me teñía de tristeza, en el silencio tenia presas todas mis confesiones, el amor en ese entonces no me había sido revelado, el amor a nada ni la pasión por nada. Un atado de embrollos de mi vida me hacían escuchar canciones y pensar que el amor era hincarle en la espalda a alguien una aguja, luego de repartirle mis besos.

Y quienes te aman?, le dije; Ella se acomodo en el sillón, pareció ponerse en duda sobre el amor que otros le tenían y me dijo:

A veces me pasan cosas que pienso que me pasan por algo, a veces estoy en mi casa y salgo, y cuando estoy por tomar el bus, recuerdo que olvide alguna cosa y tengo que regresar por ella. En el camino de regreso siempre pienso en las cosas de las que me estaré salvando o de que otras me estaré perdiendo debido a ese nuevo contratiempo.
A veces tengo presentimientos de que voy a encontrarme con alguien y esa persona aparece. Todos los caminos que escojamos son fatales, porque sea por donde sea que vaya el desenlace es el mismo. Y el amor es igual, el amor no es lindo, es un torbellino que puede hacerse tu amigo.

Sobre quien me ama, no puedo precisarlo. No creo en el amor hablado. Además creo en el amor a través del tiempo. Es algo que no puedo manejar. El amor se transforma. Puedes amar y si esa persona a la que amabas te traiciona, la sigues amando pero con un agujero en el pecho hondo y negro, y si te hace una herida otra vez, la sigues amando pero con decepción, y el amor, tu amor, se vuelve una isla muerta, una isla desde la cual nadie puede salir porque ningún barco va a acercarse a recogerte. Entonces mueres ahogado. Y tienes que buscarte otro amor sano. Un amor que te ayude a salir del agua estancada en la que otros no te tuvieron piedad.

No puedo decirte quien me ama, porque este amor que yo siento es tan grande que no se quien pueda amar como yo lo hago hoy día. No puedes saber que es un terremoto si no estas en uno. No puedo saber tampoco que siente cada tierra cuando pasa el terremoto.

miércoles, 21 de julio de 2010

.

alaridos
gritan las mujeres putas
gimen gimen y luego un hombre musculoso de odio
las mata.

los hombres quieren tirarse a las mas lindas
putas del barrio
porque tienen una tetas mas grandes que la palabra de dios
las tetas son el infierno
donde se hunden
las lenguas de los hombres
que mueren
victimas de las mujeres sirenas
sirenitas
que se aprecian
desde las ventanas.
kieli langue tongue lengua lingue
cantan sus victimarias.

miércoles, 28 de abril de 2010

No somos tan distintos de piernas,
Ni de mundo, ni de dolor, ni de amor.
Somos distintos de intensidad,
De conveniencias, de distancias
Y de asaltos de banco.

Somos distintos de camino, y
De corrupción, pero las piernas
No tienen la culpa.

Las piernas siempre han sido
Sinceras. Han sido las puertas
Las manijas hacia nuestra única
Verdad. Hacia la evidencia de que
Antes de ser hombres, somos
Creadores.

martes, 8 de diciembre de 2009

1

Me gustan las peliculas que me dan
insomnio

Tu eres una
pelicula que me da
insomnio

No necesito cafe
ni nada que me de alas

tu ya me das
alas
cafe
insomnio
y una escena de
suspenso


2


Me gustan los aviones que parecen peces
Los aviones que vuelan y asi como asi
en las noticias dicen que hoy han
aterrizado en el agua

(a estas cosas todos sobreviven)




3

Me gusta el vino cuendo vienes, no cuando
me dicen: oye! .....vinó, y yo me tomo
un vino, sin tí porque he llegado tarde
y ya te haz ido.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Final

ya creo en las serpentinas
en el picapica clavado en tu pelo,
de todos los colores.
te creo dandole un abrazo
feliz año nuevo, dices
y yo aca te veo, yendote

sopla el viento tu pelo
y temo que cuando pases
esa puerta, pases tierras,
pases los colores y me dejes
blanco negro.

por eso te veo yendote
y antes que sepas que no voy a detenerte
pienso en serpentinas picapica
burbujas que detienen
que te grite que te quedes
que yo tambien se responderte
feliz año nuevo.

Victoria

Tragica y cortada.
Victoria, por no perder
la paciencia,
Se la quito de encima
una mañana.
Ganandole el puesto
a la muerte
se quito la vida
y fue hallada
como los segundos
de una hora,
en las vias de un tren
Partida.

lunes, 18 de mayo de 2009

caentodaslascosas1

Caen todas las cosas. Caen los carros en las carreteras. Avanzan y la velocidad corre como el tiempo como mis recuerdos tuyos. Y cojo un objeto. Una taza. Un olor. Y le busco tu cara. Y le pongo tu nombre. Y Así es como retrocedo el tiempo.

Cae el silencio en estas pistas mías y tuyas. Caemos en las sopas. Las duchas de agua caliente. Las malas noticias. Los despertadores y el mismo cielo, estampado sobre ese otro cielo atestado de deseos que viajan dentro de estrellas fugaces. Pero es lo que nos toca. Nos toca grises. Luego, caemos en los álbumes de fotos. En todo ese diccionario de cosas que ya me han pasado.

Caigo todos los días por todas partes. Me atrapa un vértigo insondable, mientras le doy vueltas al café con una cucharita. Veo el círculo que se hace. El remolino. Mientras suena el teléfono. Alguien ha muerto, dicen en las noticias. Salgo a la calle y me doy con la noticia de que estamos en invierno. Confirmo que alguien ha muerto.

Veo el cielo y te imagino. Imagino que sales con tu paraguas, muy seguro de que hoy no llueve. Repito tu nombre en mi cabeza hasta que pierde sentido. Hasta que se cae tu cara. Tus huesos. Se cae tu amor. Tu pena. Tu prisa. Tu miedo. Todo pierde sentido y me levanto. Caigo en un carro, en una carretera.

domingo, 22 de febrero de 2009

Atemporal

I

Tu cuerpo.
La tundra.
Ahora que estas en silencio. Esa calle sin salida.
Estas en Setiembre y hacia atrás, todos los días.
Tu cuerpo aún juega a que está muerto.
Al abecedario. Al orden de las cosas. A flores una vez a la semana.

II
Lo que me gusta es como vuelas.
Como prefieres ser presa del aire que del tiempo.
Como me decías, mientras tejías tus alas, algo así como que si algo no puede retroceder tampoco puede avanzar. Por eso corriste para atrás antes de correr para adelante. Por eso te impulsaste y yo me quede mirándote hasta verte color celeste.

III
Laten las piedras.
Ya me di cuenta que en las calles largas, todas las cosas laten.

Todo esta vivo.

No me da miedo volverme piedra.
Desde que te fuiste, volteo a ver los árboles.
Los árboles también voltean.

IV

Cuéntame sobre la otra cara de la luna.
Sobre el centro de la tierra.
Sobre el tráfico de aviones.
Debes saber que siempre que puedo miro a ver si estas.
Miro las nubes.

A veces intento ver 1994 o 1999.
Cualquier año que tenga forma de cielo.
De mar. De otoño por la tarde.
De globo y de helio.

miércoles, 14 de enero de 2009

catarsis

Estoy aquí echado, solo, y miro el techo, mientras me repito que estoy aquí echado en una cama mientras miro el techo. El techo es blanco. Se diagrama un cuadrado gigante sobre mi cabeza, que más me recuerda a una libélula. No se por qué pienso en libélulas y en imágenes desenfocadas en alguna pantalla de cine. Una sonrisa se me escapa hacia la cara y se me clava al borde de los labios. La sonrisa hace conjunto con esas libélulas que se meten por las ventanas y ese sonido intacto, uniforme, igual que mi sonrisa. Un sonido agudo que esta sobre mi cuerpo, que me ha dejado inmóvil. Hay un sonido que se apodera de mí, que me deja la sonrisa estática, y ahora se me caen las lágrimas y el sol se mezcla con las libélulas, con el color morado, con el color blanco, y con mi piel perdida en los bordes de una línea. Mis lágrimas mandan en el tiempo, porque parece que este empieza a retroceder y me acuerdo de todas esas cosas que hacía cuando no estaba solo, inmóvil, echado en la cama, acorralado de tanta felicidad y tanta tristeza al mismo tiempo.
Estoy echado en la cama un día de verano y ya se que nadie va a venir a tocarme la puerta, pero ahora siento mis suelas inquietas y la voz de un niño que soy yo, aunque yo sigo inmóvil con la cara cada vez mas húmeda y encogida. Soy yo que corro nuevamente por el cuarto y ahora si, alguien toca la puerta, alguien que sonríe y me mira y me contempla, alguien a quien también se le caen las lagrimas de saber que camino inquebrantable, de saber que ya no hay vuelta atrás, que no puedo aprender a quedarme sentado, que ya dirijo mis pasos hacia cualquier abismo.
Desaparezco, desaparece el niño. Sigo echado en la cama, se han ido las libélulas, parece que el Sol se ha escondido. Mi cara esta llena de fisuras, de torrentes, de heridas que no van a borrarse. Por primera vez me echo en mi cama y se mezcla mi vida y mi muerte, mi felicidad y mi tristeza, mi respiración y mi selva muerta. Me miro las manos difusas, me miro las manos con miedo porque están cambiando. El techo sigue blanco. Ahora siento un calor bajo mi cuerpo o dentro de mi cuerpo, esta prisión que me jala para adentro. Sigo llorando y pienso en mi sangre, en todos los caminos vitales que me rodean, en mis venas y en mis vísceras. Siento los latidos de mi corazón, siento mis dientes, siento mis ojos.
Pienso en el centro de todo, escucho un sonido que me regresa a cuando ya no era niño, un sonido tieso y pesado, un sonido que me golpea en la cara. Vuelvo hasta algún momento en que era tierra y era espacio y el tiempo solo me aplastaba. Un sonido que me deja en la oscuridad de una tierra dormida, agazapado entre las piedras, escondido y aún feliz porque ningún ser vivo me ha tocado, porque nada me ha sorprendido, porque no se que es atrás ni adelante.
De pronto se hace día y vuelvo. Vuelvo hasta mi cuarto que es donde estoy solo, donde estoy abrazándome, donde estoy con el cuerpo salado. Vuelvo y miro a la izquierda, donde hay un espejo. En el espejo estoy yo y me miro a los ojos. Me miro y sigo siendo el mismo que sonríe y llora a la vez. No puedo calmar ni un segundo. Nada me duele, lloro porque tengo miedo. Porque hay tanto que no entiendo. Porque cada vez entiendo menos. Porque no encuentro respuestas. Porque el tiempo se me acaba. Porque mi mente esta jodida en esta maquina. Sigo perdido. Pienso en la muerte. Pienso en mis vísceras, en el fuego, en el agua, en el resplandor, en las luces de neón y pienso en que estoy despierto y pienso en que estoy dormido.

martes, 10 de junio de 2008

Jerobam


Jerobam viaja esta tarde en silencio. Atraviesa las cordilleras junto con las aves. Ellas si viajan despreocupadas -dice Jerobam- mientras deja que su mirada caiga sobre la tierra, desde donde puede ver entre esteras a un niño.
Jerobam es un héroe de pueblo. No se deja ver por nadie que levante su mirada. El cielo es de los muertos, de esos que se van con todo y cuerpo, y por eso Jerobam se esconde, porque es un superhombre que vuela donde los muertos viven. Por eso viaja oculto y usa sombrero gris. ¿Que cómo se que es gris su sombrero? Me lo imagino.
Hay límites para Jerobam. Toda la tarde he estado dando vueltas en la cama sin querer salir a ayudar. La tierra se mete a la casa por el techo abierto, se esparce entre la cocina y el cuarto. No sólo se anida en los rincones más oscuros, sino que la tierra se esconde en mi boca, en mi lengua, hasta la siento en mi alma.
Todo se embarra entre tanta lluvia y tanta tierra. Y a veces me pregunto por qué Jerobam no baja y me ayuda con el techo y de una vez me saca de este maldito vicio del agua, de colarse por donde pueda.
Jerobam tiene un cielo en mi cabeza, antes vivía en la cabeza del abuelo. De ahí el abuelo se ha muerto y Jerobam se ha muerto con él, pero en mi cumpleaños he leído una carta en la que mi abuelo me dejaba las instrucciones para hacer volar al mismo Jerobam que él hacía volar. En el punto final de su carta mi abuelo se ha ido para siempre a donde se van los muertos, pero ha resucitado a un héroe. O un héroe me ha resucitado. Un héroe que ahora vuela desde mis pies, hasta mi estomago, hasta mis orejas.
Jerobam ¿qué destino nos espera?, a ti más que a mí. No tengo fuerzas para pararme y sin embargo estoy aquí haciéndote más fuerte. Tú eres el que sale descalzo y ayuda a mi familia, tú eres el que cuida a mis hermanos, tu eres el futuro, ese tiempo que me asusta Jerobam. ¿Quién desaparecerá primero? ¿a cuál de los dos matará el frío? ¿cuál de los dos se hará roca inquebrable? ¿quién se hará mas real que quien?
Soy un niño imaginario en un pueblo imaginario, con sabanas reales, con hambre real, con lagrimas reales y no se que te reclamo Jerobam.
Acaso que te quedes conmigo. Acaso que te quedes tú y que yo me vaya. Tendría que escribir una carta y luego atar una soga al techo y luego inclinarme del banco y sólo ahí comprobar si es que realmente vuelo. Y sino Jerobam, tú te quedas y yo me voy con el abuelo.

lunes, 5 de mayo de 2008

Asuntos de la calle en que vivo 1

Jacky siempre quiso ser famosa y en su casa hacia presentaciones después de algunas comidas importantes a donde asistía su familia.
Se ponía a bailar como Marilin Monroe y hacia que unos primos lejanos la cargasen hasta el techo. Daba los giros exactos que le levantaban el vestido blanco que utilizaba en cada baile.
En 17 años Jacky no había logrado un solo choque con la fama. Solo una vez que paseaba por la playa se sentó frente a una filmacion donde hacían un reclame de helados. Y ella miraba a la chica que saboreaba un helado mientras la grababan, y a Jacky se le venían los pelos a la cara de tanto viento y se le cerraban los ojos, y entonces se ponía a pensar en Marilin Monroe, en los primos, en la casa, y en eso de ser famosa.
Justo antes de su cumpleaños sentada en una peluquería, leía una revista donde informaban que actores de la talla de Silvestre Stalone y Cameron Díaz se habían iniciado en la industria pornográfica. Apenas leyó esa noticia se le alumbraron los ojos de felicidad, y tras arduo trabajo se consiguió unos teléfonos a los que llamo para ofrecer sus servicios e iniciarse a la mala. A la del latigazo.
Obtuvo algunas entrevistas, un par de castings en los que habia de demostrar su elasticidad y su amistad con las camaras, y finalmente la aceptaron.
Unos días después de cumplir dieciocho años, Jacky había teñido su cabellera negra de rubio, como el sol. Y habia cambiado el color de labial para acentuar la sonrisa.
Entonces cada mañana la veía salir en ropa ligera con dirección al Mosthell, un hotel de tres estrellas, que era donde se grababa cada escena imperdible en la que Jacky tenia que poner cara de infarto y gritar hasta hacer temblar el subsuelo, y mientras todo eso, pensaba en Silvestre Stalone o en Marilin Monroe para darse un impulsito.

domingo, 20 de abril de 2008

La belleza se mide por la curva de la sonrisa, por el agujero solitario a lado del pómulo izquierdo, por los labios partidos al índice del invierno. Por los botones del saco que dejan un agujero restante.
La belleza es permanente en los ojos silenciosos que al reverso guardan un misterio para cada tarde.
Son los pasos fracturados después de una sonrisa que fusila y que analgesia.

La belleza esta en el lado inexplorado y en cada árbol que a uno le arrancaron de las venas.
En cada pan que hizo falta. En cada dedo dulce de chocolate que con alegría uno pudo lamerse.
No hay belleza en el baile perfilado sino en el tropiezo, en el suspiro del error, en el olor propio. En el rostro pegado en la almohada. En la mano que acompaña a la mano.

Por ahí va la cosa.

viernes, 11 de abril de 2008

d1

1.
Mi alma es un espacio en blanco,
Una brujula que se desangra.
Un llanto en los labios de los que sonrien.
Un espejo mal elavorado
que le reza al reloj.

viernes, 14 de marzo de 2008

.

Un día uno viene y escribe un párrafo y al final firma y escribe una dedicatoria para alguien que no existe. Y luego los días siguientes se ponen a existir miles de dedicados porque se creen que lo que el párrafo dice, a su vida iguala.
He leído esta mañana que Jack, el tipo calculador que era un genio volando sesos ha sido atrapado, y he ahí su debilidad; el tipo era infalible volando sesos pero viene a descubrir que no era el más escurridizo del mundo justo en el momento en que no era el más escurridizo del mundo. Me ha dado mucha lastima enterarme que Jack anda atrapado. La culpa es de la mala suerte porque le vienen a tocar unos policías con piernas largas y con vista larga, y me da pena, no porque me encantara que parara por ahí coleccionando tapas de cabezas ajenas. Es que yo conocí a Jack.
Me acuerdo claramente de su cara, y cuando lo vi en la tele no hice más que reconocerlo y sonreír. Ya lo había visto antes en un café, con la casaca de cuero, con las botas que le molerían la cara a cualquier idiota.
Olvido unas hojas, y yo las recogí, y entonces Jack me las arranco cuando yo estaba de regreso a casa. Y yo siempre pensé que, que suerte la mía de que Jack no me volara los sesos, y que no me hiciera carne molida con sus zapatos con puntas.
Jack ahora esta endemoniado, es decir que ha liberado sus demonios porque cuando yo leí sus escritos de pura casualidad, me di cuenta que estaba endemoniado igual y que algún día iba a quemar vivo a alguno de sus familiares o a quien sea que lo jodiera.
Y yo estaba igual de feliz cuando me puse a leer sus cosas y las sentí como mis cosas, porque yo también quería quemar vivo a algún familiar y quería irme lejos y ahogarme, o volarme los sesos. Y fue ahí que sonreí por mi y por Jack porque aunque no lo conocía por completo sabia que me acompañaba y que podía gritar: que bien que exista mas gente en este mundo con el corazón podrido y con el alma amputada. Y bien amputada, como las piernas de los que se van a la guerra.
Jack había escrito sobre todos esos sentimientos por los que uno se quiere morir pero no puede. Porque a veces uno quiere irse, pero también quiere quedarse. Y no puede y no puede y entonces se echa en su cama y cierra los ojos, y el tiempo pasa, y el tiempo no perdona.
El tipo es Jack y lo han atrapado esta mañana, y me imagino que cuando ha sido atrapado ha pensado en volarles los sesos a todos como le voló los sesos a la puta de su mama y al miserable de su papa. Y por eso me he puesto triste, porque me siento solo, porque ahora estoy solo en la calle volándole los sesos a cada mierda que se me cruza, pero el tiempo no perdona, como que dos es mejor que uno. Y como que ahora le quiero volar los sesos a Jack por dejarme solo. Pero estoy sin suerte porque seguro que uno de esos policías largos le vuela los sesos en unos de esos jueguitos que hacen los policías.

martes, 19 de febrero de 2008

18

No puedo ser decente. Llevo los jeans sucios, el mismo polo de siempre, verde y con heridas. Llevo en la mano la cajetilla de cigarros donde guardo los que voy comprando sueltos. Me he fumado tantos que han muerto las matemáticas.
Llevo el pelo atado para que no te pierdas en su rebeldía. Llevo las ojeras del mal de no sueño. Tengo todas las madrugadas encima. Tengo todas las mañanas que no tengo.

18 de febrero de 2008

Me desvío del camino, como siempre. Esta noche no me lleva a tu casa, Paolo. O como quiera que te llames.
He intentado reinventarme el camino, y mira que me he perdido. Se ha hecho noche sin migajas de vuelta. Se han fundido los adversarios en mi garganta. Pero hasta llorar, no lo se hacer.
No creas que no querría montar una escena de mis dedos marcándote el teléfono para que me auxilies. Todo lo olvido Paolo. Como que todo lo recuerdo.

Me intento disolver en cuadros y esculturas de Delfín. Hay caballos. Hay un pez colgando. Acuérdate de mi cuando lo veas. Todos estamos dentro de ese mar de donde atrapan al pez. Hasta nosotros. O nosotros somos los primeros en ser atrapados.

Dan las nueve. Todos los niños siguen jugando. Los bares se están haciendo pedacitos. Se parecen a mí. La música sigue, todo sigue. Que feo es cuando todo sigue. Yo no quiero seguir.

18 de febrero de 2008

La mesa inerte y los periódicos graciosísimos, tanto que nada me da risa.
El café con una de azúcar. Parece que hace frió. Parece que el cine anda lleno. Solo pienso en que quiero llevarte a un circo. Que no podría esperar hasta Julio.

Que desaparezca Julio, seguimos en febrero. Como te dije. Todo como te dije. Serias veintinueve clavos. Yo seria tu cruz. Tu solo andarías a la espera de tu semana santa.

Es 18 de febrero de 2008. Es lunes. Están mis dedos mutilados, cansados de probar espejos. De rendirme ante cualquier bosquejo de lo que puedo encontrar bajo mi puerta mañana en la mañana.

Ya no me llegan cartas del exterior. No me llega la sonrisa de tu cara. No llegan mis veinte años. No vuelven más mis amigos. No caes al borde de mi cama. No me veo en las noticias.

Entonces parto, Paolo. Parto hacia esa puerta que no es la de bienvenida. No hay fuegos artificiales. Es puro fuego del real, que pisoteo. Toda una gran mentira que he colgado en cuadritos frente a mi cama.

Que nadie me aliente. Que nadie me reclame.

Me subo a uno de esos buses que a las diez andan llenos. Que tienen toda la pinta de lo que imagino el infierno. Uno de esos buses en los que muero en mis sueños. Uno de esos buses que van de ida. Solo de ida, Paolo.

18 clavos de 2008.

lunes, 21 de enero de 2008

ah si

Como voy a compartir mi cuerpo contigo y vas a acercarte a tocar mi espalda, como si tus manos fueran mis manos; como si ahora mi piel fuera mar, y tú, te hundieras en el agua.
Luego, tu lengua que sería bandera flameante; y todos estos cuadros en los que no puedo concentrarme un segundo.
Cada copa de vino, cada brindis hace que me resbale y encuentre tu pecho oligárquico figurándote en mi mente.
Pintor, vengo a encontrar tu carne en esta galería de tan buena muerte.
Vengo a encontrarte entre tanto ente de sonrisa chueca, de lágrima corta y de vestido alquilado. Como es que no nos conocemos de cuarto, sino de galería.
Como detener contigo el tiempo a pinceladas. Hasta que la puerta explote. Hasta que te caigas de la cama.
Que espectáculo el de esta noche, en que tengo que verte de lejos. En que tengo que creerte ante estos cuadros. Tengo que crearte. E imaginar que me pintas. Que te dejo pintarme.

miércoles, 9 de enero de 2008

Cielo en ingles se dice sky

Y mis pies tan tontos, le fueron a abrir paso a los tuyos.
Te abrimos el umbral. Avanzabas de vestido flores rojas, y con tus zapatos con broche, que te fuiste quitando cuando viste a los chicos haciendo equilibrio en una cuerda.
Como fue que se me ocurrió darle verano a tu piel lechosa, tentarte al fuego de tu fuego, maullarte, felina.
Te respiraste el aire. Miraste el cielo como si el cielo te mirara. Piraste a destruir tus carruajes, princesa. Echaste vuelo sobre área restringida.

lunes, 7 de enero de 2008

7 de Enero

Y mis pies han caído lentos,
cada vez más lentos,
a enamorarse del suelo.

domingo, 6 de enero de 2008

1

Tus manos
Que son por última vez, en mi voz, tus manos
Que por última vez cruzan mi espalda,
Que en un sueño se aparecen.

Que no son sueño y que intersectan mis
Manos
Que sudan el verano ya en la tarde,
Que manchan de salado mis labios.

Que se entierran hondo
Con tu cuerpo
Que por última vez, en mi voz, tu cuerpo...